La OEA está en crisis 2: Una solución alterna

Por Vanessa Quinde Montero

Piura, 21 de mayo de 2010

En un momento de análisis sobre los principales y urgentes problemas a resolver en países de América que conciernen o tienen que ver con los objetivos de la OEA –sobre trabajar para fortalecer la paz y seguridad, consolidar la democracia, promover los derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico y promover el desarrollo sostenible en América– aparecen dos cuestiones que resultan difíciles de priorizar: Seguir leyendo

Que se acabe la ignorancia

Vanessa Quinde Montero

Querido Dios,

¡Qué contradicción!

Como parte de las festividades de esta Semana Santa que ya empieza, muchos de nosotros abarrotamos el Domingo de Ramos las Iglesias de todo el Perú para cumplir el compromiso religioso de ver pasar Tu Imagen, recibirte con palmas benditas y elevar nuestras oraciones. Seguir leyendo

¿Es América Latina un continente fracasado?

Santiago, 05 de noviembre de 2009

Vanessa Quinde Montero

Si la historia demuestra que lo ha sido en general, es porque a esta región le ha faltado seriedad[1]… Durante varios días estuve tratando de encontrar razones para poder cambiar mi postura inmediata (que sí) y salvar de algún modo una profunda decepción que nace con noticias diarias y lecturas de analistas sobre esta región. Pero pensando en el pasado y en las desventuras de la realidad, no lo he logrado2. América Latina experimenta, pero no aprende. Seguir leyendo

Narcotráfico, el problema latente

Vanessa Quinde Montero

Coincidentemente, después de ver el film “María, llena eres de gracia” (2004) tuve por encargo de un curso leer la mayor parte del libro de Moisés Naím “Ilícito. Cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo” (2006), hecho que me hizo despertar, ver el gran problema latente.

La coyuntura de visualizar una situación existente y totalmente problemática en América Latina y el resto del mundo (hablo del narcotráfico) y de reforzar esa prefiguración en la fuente escrita, significó para mí (y mis incipientes conocimientos de los muros de la Latinoamérica daltónica -porque tiene todas las posibilidades de emerger tanto como Asia o la Unión Europea, solo que no ve cómo-) una gran sacudida. Hay que ser muy ducho, como Naím, para darse cuenta que varios temas del mundo sin aparente relación entre sí conducen al comercio ilícito y la delincuencia global, según como él afirma. Seguir leyendo

Pastillas anti-convención: ¿ideología o verdad?

Reportaje

Santiago, 07 de abril de 2009

Durante las últimas décadas se ha desatado en el país una gran polémica por las llamadas pastillas anticonceptivas de emergencia. ¿Es abortiva la “píldora del día después”?, ¿se oponen derechos con su uso o restricción? El tema en debate sigue vigente mientras ciencia, moral y política se contrapongan. Mucho se ha escrito a favor y en contra, pero la verdad…sigue estando sin dueño.

Cuestión de parecer

Es correcto decir que las decisiones de gobiernos de turno no pueden mantener contento al cien por ciento de su población.  El 4 de abril de 2008, el Tribunal Constitucional hizo oficial la prohibición de la distribución de la “píldora del día después” en el sistema público. Se acreditó una razonable duda científica sobre el eventual carácter abortivo de la píldora -sin embargo, no prohibió su comercialización en farmacias, donde se puede adquirir con receta médica-. Titulares llamativos que defendían y condenaban la decisión ocuparon espacios importantes en los medios, y la controversia se apoderó de la agenda pública de aquellos días. En efecto, la población se dividió entre quienes apoyaban y quienes penaban el dictamen.

Para ejemplificar, la Iglesia Católica se manifestó a favor del respeto de la inconstitucionalidad del uso de la píldora; habló el presidente de la Asociación de Municipios y defendió su autonomía para entregarla; los funcionarios de salud paralizaron sus labores en protesta del fallo; el 22 de abril unas diez mil personas se reunieron frente a La Moneda en protesta de la resolución del Tribunal Constitucional; y más.

Chile no ha sido el único país que ha pasado por controversias respecto a este tema. Recién el 2 de abril de este año, la Corte Superior de Justicia de Lima (Perú) emitió la sentencia que reconoce el derecho de todas las peruanas a acceder a la Anticoncepción Oral de Emergencia (AOE) en condiciones de igualdad. En Suiza, hace seis años se permitió la venta de la pastilla en farmacias y solo en 2008 se consumieron 93 500. El mes pasado se reconoció que en México cada vez con mayor frecuencia las mujeres aceptan los nuevos métodos anticonceptivos de emergencia. En febrero, en Costa Rica, a propósito del Día de San Valentín, la Asociación Demográfica Costarricense inició una campaña para lograr que se apruebe el uso de la píldora del día después en ese país.

Hoy en día existen muchas organizaciones de distintos países que protegen la salud sexual y fomentan el uso de la píldora para evitar embarazos no deseados. En el 2000 se constituyó en Nueva York el Consorcio Latinoamericano de Anticoncepción de Emergencia (CLAE) con coordinación en Perú a favor de la “defensa, promoción, difusión y acceso a la anticoncepción de emergencia en el marco de los derechos sexuales y reproductivos”.

Lo que aún no se puede aclarar con certeza es el beneficio o el perjuicio que el fármaco causa en la sociedad. Ya en el 2004, científicos nacionales integrantes del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) afirmaron que la pastilla no es abortiva. El entonces presidente Dr. Horacio Croxatto Avoni defendió su postura en base a una investigación científica en ratas, monos y mujeres, y concluyó que “la píldora no es abortiva y el único modo de acción que tiene es interferir con el proceso ovulatorio, proceso indispensable para que un ovocito fecundable se encuentre con un espermatozoide”. Más fácil, si la píldora se toma antes de la ovulación (aproximadamente 14 días a partir del primer día del ciclo mensual sexual femenino), no hay posibilidad que ocurra la unión de un ovocito y un espermatozoide en una relación sexual. En ese sentido, nunca se forma un cigoto, ni tampoco cabe la posibilidad de aborto.

La controversia se da cuando la pastilla de emergencia se toma después del acto sexual. Para ello hay que tener en cuenta que, a diferencia de lo que muchas personas creen, la fecundación no se produce inmediatamente después del coito. Los espermatozoides pueden tener un periodo capaz de fecundar hasta después de seis días en el interior de la mujer. Sin embargo, la información de emergencia en línea que ofrece que ICMER al público avala la utilización de la píldora “hasta cinco días después de la relación sexual no protegida”. Entonces, después de cinco días del coito sin protección, ¿la píldora evita el embarazo, o lo obstruye?

La píldora y sus ingredientes

Una publicación de la revista chilena “Bioplanet” del año pasado afirma que la píldora es polémica y especial porque “es la única que se puede utilizar después de una relación sexual sin protección, es decir, en casos en que no fue usado un preservativo o éste se haya roto; en que la mujer no fue regular en el uso de sus píldoras anticonceptivas; en que falló el cálculo de las fechas coincidentes con el período de ovulación o, simplemente, en que ni el hombre y la mujer utilizaron algún método de anticoncepción”.

Todo parece indicar que el gran problema es la desinformación que el público adolece. La mayoría de mujeres no conoce que esta pastilla puede ser usada como un anticonceptivo que previene embarazos si se toma antes del coito porque retrasa o impide la ovulación (dependiendo del ciclo menstrual de cada mujer). Pero después de una relación sexual, y en caso de emergencia, no hay pruebas de que la píldora sea o no abortiva, según el momento en que se considere el inicio de la vida.

Existe entonces una polémica incierta que envuelve la posibilidad de “la inhibición de la implantación”. Cuando los gametos masculinos y femeninos se fusionan se forma el cigoto, que es la célula resultante de esta unión. Hasta aquí hay quienes consideran que aún no hay embarazo, y que este se produce en la anidación o implantación, como lo afirma el profesor Antonio Bascuñan (Universidad de Chile). Por el contrario, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o pacto de San José de Costa Rica, establece en su artículo 4 que el derecho a la vida debe ser respetado y garantizado «desde el momento de la concepción».

Se cuestiona que la píldora por su posible efecto de alterar el endometrio (la mucosa que aloja al cigoto después de la fecundación) impidiendo su implantación. El propio fabricante de la píldora admitió en su informe ante la Corte de Apelaciones de Santiago que su producto “tiene el posible efecto de evitar la implantación del óvulo fecundado en el útero de la madre”. De hecho, Bioplanet afirma que “los investigadores en la contracepción de emergencia siempre tuvieron como objetivo buscar fármacos que, además de inhibir la ovulación y la fecundación, impidieran la implantación. Sin este último efecto su eficacia sería muy baja”.

Pero, ¿qué hace que la píldora tenga estos efectos?

La Pastilla del día después es un anticonceptivo oral en base a Levonorgestrel, el principio activo que se ha convertido en uno de los métodos de prevención del embarazo durante los primeros días después de haber tenido relaciones sexuales sin protección.

Además de la Píldora del día después, otro mecanismo de anticoncepción usado es el régimen o sistema Yuzpe, que consiste en armar un combinado de pastillas anticonceptivas regulares compuestas de Levonorgestrel y estrógenos.

Según el artículo denominado “Anticoncepción Hormonal de Emergencia” de los doctores del ICME Soledad Díaz y Horacio Croxatto, “cuando se usan dentro de las 72 horas, la tasa estimada de embarazos es de 1.1% a 1.3% para el levonorgestrel y alrededor de 3.2% para el régimen de Yuzpe. Así, el régimen de Yuzpe solamente reduce el riesgo de embarazo entre el 57% y el 75% de los casos mientras que el régimen de levonorgestrel solamente previene alrededor del 85% de los embarazos”.

Asimismo, el portal de internet del ICMER dice que “la primera dosis de levonorgestrel debe tomarse dentro de las 120 horas, es decir, hasta cinco días después de la relación sexual no protegida. La segunda dosis, debe tomarse 12 horas después de la primera”. Esto produce una concentración del Levonorgestrel “de golpe” en la sangre y entonces, las píldoras funcionan mejor mientras se tomen cuanto antes.

Mucho se ha hablado también de la mala utilización de su nombre. “No es píldora del día después, es anticoncepción de emergencia”, porque puede ser suministrada hasta después de cinco días del coito, pero no puede volverse rutinario, solo debe ser un método de excepción.

¿Daños o beneficios sociales?

Según la publicación de Bioplanet, la Anticoncepción Hormonal de Emergencia se experimentó por primera vez en personas en Holanda, cuando un médico la utilizó para prevenir el embarazo de una niña de catorce años de edad, que había sido violada por una pandilla. Luego, comenzaron los estudios en Anticoncepción Hormonal de Emergencia, y el doctor Yuzpe inició las investigaciones en la combinación de píldoras anticonceptivas de uso regular.

En octubre de 2008, una encuesta realizada por Corporación Humanas, previo elecciones municipales, a mujeres mayores de 18 años inscritas en registros electorales de 338 comunas del país, reveló que el 64 por ciento no votaría por los candidatos a alcaldes que no entreguen la píldora del día después, y que el 79 por ciento de ellas se inclina por la legalización del aborto terapéutico. Además,  el 80 por ciento dijo estar en contra del fallo del Tribunal Constitucional que prohibió la entrega de la pastilla.

Hasta el momento se ha brindado información suficiente para empezar a elaborar juicios sobre la legalidad o prohibición de la distribución de la píldora. Las normas ordenan al legislador proteger la vida del que está por nacer. ¿Es el óvulo fecundado no implantado un nuevo ser?, ¿las píldoras anticonceptivas inhiben la implantación? Si se aceptan los imaginarios de que la vida humana comienza con la concepción y que las píldoras a base de levonorgestrel pueden impedir la anidación del feto, se puede vulnerar el derecho a la vida que tiene la persona que está por nacer.

En la actualidad, un informe publicado por el diario “El País” afirmó que El Vaticano aseguró que la píldora “tiene consecuencias devastadoras para el medio ambiente” y es una de las causas de la infertilidad masculina. El español José María Simón Castellví, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC),  agregó que “tiene datos suficientes para afirmar que la contaminación ambiental, que provoca la liberación de hormonas a través de la orina de las mujeres que usan la píldora, es uno de los motivos por los que el hombre en Occidente produce cada vez menos espermatozoides».

En marzo de este año, y en plena campaña presidencial, el candidato de La Concertación Eduardo Frei, desató una polémica por su disposición a debatir sobre el aborto terapéutico y manifestó estar de acuerdo con la distribución de la píldora del día siguiente.

Mientras no se realice una investigación científica comprobada que exprese la verdad del asunto, seguirán apareciendo posturas divergentes a favor y en contra de la utilización de la Píldora. Es muy fácil poner nuevamente el tema de la Píldora del Día Después en agenda pública por la controversia que ha generado.

Si es abortiva o no, no hay experimentos valederos que lo prueben. No obstante, un calmante inmediato de este tema sería la proporción de información. El público necesita saber con la verdad todas las cuestiones del asunto para poder decidir libremente. Las organizaciones antes mencionadas, como el ICMER o el CLAE aseguran aseveradamente  que las pastillas no son abortivas, todo ello fundado en argumentos que no logran ser definitivos.

La duda sigue vigente, y la polémica descrita. Hasta entonces, los efectos de la píldora seguirán siendo un mito mientras más mujeres de Chile y del mundo la sigan consumiendo y las investigaciones no prosperen…

Vanessa Quinde Montero

Democracia iliberal: una realidad

Análisis

Santiago, 30 de setiembre de 2009

“No me interesa”. Próximas las elecciones presidenciales en Chile, la juventud en el padrón ha caído desde representar 20% del censo a ser hoy menos del 3%1. Todos los jóvenes chilenos a quienes cuestioné justificaron un rotundo “no voy a votar” con otro “no me interesa, y por eso no me inscribo”. Este año siete elecciones presidenciales mostrarán la diversidad de procesos por los que atraviesa América Latina, donde conviven gobiernos del nacionalismo populista (Hugo Chávez), de izquierda reformista (Michelle Bachelet o Lula) y liberal-conservadores (Felipe Calderón o Álvaro Uribe)2.

El ejercicio del voto es el mayor acto de soberanía popular. Por medio de este, las personas institucionalizan su libertad de escoger un gobernante y todo el derecho de increpar el mal actuar. La deserción es evidente y peligrosa. Y como joven, aunque no de este país, me interesa y preocupa el futuro de la única luz que ha brillado en Latinoamérica.

Los hechos parten de una situación previa de decepción. La ineficiencia con que han venido desenvolviéndose, en todos los aspectos, gobiernos dictadores y democracias sin legitimidad ha encauzado el subdesarrollo. “La política es corrupta”, dicen, y el pensamiento recurrente es que siempre será sucia. Tal vez sea razonable especular así, pero no justifica renunciar y dejar el paso libre a la autocracia.

Sí, la deserción del voto es un factor que permite la autocracia y/o las falsas democracias que gobiernan hoy varios países en esta ‘región experimento’. La razón: las personas, por el desinterés, desconocen procederes totalitarios o incremento de poder, y sin información no se puede reclamar –respecto del papel que ejercerían los medios de comunicación, tengo que decir que serían censurados a callar y favorecer una propaganda gubernamental ‘subliminal’-. Los gobiernos no deben aumentar su poder, que no es lo mismo que no deben ser autocracias, porque fragilidad o fortaleza y eficiencia no significan lo mismo. “La centralización ha sido el enemigo de la democracia liberal. (…) Un gobierno descentralizado ayuda a producir un gobierno limitado”3.

Tras el surgimiento del nacionalismo en la época Post Guerra Fría y la explosión de los conflictos étnicos sucedió una “ola democrática que abarcó el mundo entero; cerca de treinta países pasaron del autoritarismo a la democracia y al menos otros veinte se vieron afectados por la ola democrática. (…) Sin embargo, la totalidad del proceso de democratización es habitualmente complejo y prolongado. La liberalización puede llevar o no a la completa democratización” 4.

Y esta es la situación latinoamericana. Las democracias no son liberales en esta región, en parte porque tampoco pueden serlo. Los niveles de educación siguen siendo bajos y los gobernados aún no están preparados para pensar y elegir acertadamente–si quieren tomar postura recurren a lo que se conoce como “atajo informativo”, o en otras palabras, repetir el discurso de quien consideran su líder de opinión-.

Otra razón por la que las democracias en Latinoamérica no pueden ser liberales, además de la mala educación, es el conflicto étnico presente en varios de los países de esta región. Vaclav Havel afirmó que “los conflictos culturales van en aumento y son más peligrosos hoy que en cualquier otro momento de la historia”. Para ejemplificar esta afirmación existe el análisis de dos académicos respecto de la degradación de la democracia africana y asiática en 1960: “concluyeron que la democracia simplemente no es viable en un ambiente de intensas preferencias étnicas”5. No se trata de reprimir el indigenismo para alcanzar la democracia liberal, sino de resolver los nacionalismos étnicos justamente con eso, con democracia, pero ya no representativa, sino deliberativa. El tema de los conflictos étnicos exacerbados es sumamente delicado como para conversarlo solamente con quien el grupo étnico considera su líder de opinión. Allí todos tienen voz, y todos tienen que saber exactamente qué se decide y qué no, porque podrían ser manipulados por su mismo líder para generar violencia. “Las democracias liberales y maduras pueden usualmente acomodar las divisiones étnicas sin violencia o terror y vivir en paz con otras democracias liberales”6.

Democracia iliberal… ¿por qué?

Hago un paréntesis para explicar la reaparición de los movimientos nacionalistas y su desemboque en la democracia iliberal, en cuatro periodos:

  1. En el mundo de la post Guerra Fría -el conflicto de Yugoslavia es el hecho por el que especialmente empieza a cobrar importancia el nacionalismo en la geopolítica mundial-, ha dicho Huntington que “las personas están descubriendo identidades nuevas (…) y la identidad cultural es lo que resulta más significativo para la mayoría de la gente”7. Jacques Delors, citado por Huntington en su libro “El choque de las civilizaciones”, afirmó que “los futuros conflictos estarán provocados por factores culturales más que económicos o ideológicos”8. Las personas se identifican con la cultura.
  2. Siendo que el conflicto ya no es ideológico ni económico, “la rivalidad de las superpotencias queda sustituida por el choque de las civilizaciones”9, a nivel macro. Así se forman los nacionalismos exacerbados, porque ahora es el odio étnico la clave para entender el mundo y explicar el movimiento internacional. El sentimiento cultural se radicaliza y nace el nacionalismo.
  3. Las democracias liberales no existen en lugares donde hay fuertes conflictos étnicos (ya explicado anteriormente). Solo pueden existir con liberalismo constitucional cuando sean maduras. Con movimientos nacionalistas en un país la democracia no puede ser liberal.
  4. Por lo tanto, el camino hacia la liberalización de las democracias llevará siempre un periodo de ‘ilibertad’, lo que es una realidad en Latinoamérica. Esto no quiere decir que se estén encaminando hacia su liberalismo constitucional. Para que suceda, los políticos tienen que estar realmente comprometidos con esta causa y no desvirtuados por la corrupción ni el favorecimiento de sus intereses privados.

¿Cuándo será respetada nuestra libertad?

Para que las democracias dejen de ser frágiles, el camino que las institucionalice debe ser iliberal (ya lo es en algunos aspectos). Lo principal de una democracia iliberal -y no es mi intención justificarla- es que regule el actuar imperfecto del hombre, sobre todo para mantener el orden. El quiebre hacia la liberalidad de la democracia será siempre a partir del respeto por los derechos fundamentales (cuando sean violentados será por causa justificada, como robo o violación) y permita la libertad económica. Luego viene el respeto por la oposición, la no intervención a los medios de comunicación (solo para regular que las políticas de la información sean correctas, tales como la publicación de titulares e imágenes apropiadas o el reforzamiento de su deber de educación), y la protección coherente a los gobernados en búsqueda del equilibrio que trate de satisfacer a todos.

En cuestiones de orden, un gobierno iliberal bien regulado -lejos de aumentar el odio y el miedo- proporcionará más seguridad a sus ciudadanos que aquellas democracias iliberales que no han respetado los derechos ni las libertades individuales. También será iliberal para luchar en contra de una mediocridad recurrente que evita que las cosas se hagan bien.

Esta democracia iliberal deberá instituir el modo de evitar acrecentarse el poder -hará cumplir el que ya tiene- para que, progresivamente y de acuerdo con el desarrollo del país, permita el asentamiento de la democracia liberal.

El estado debe ser el ejemplo del buen actuar. Parece que los mejores gobernantes serán aquellos que posean una formación  proba, porque eso da garantía de sus valores. La solvencia moral propiciará escrúpulos para que el gobernante no se exceda.

Todas estas propuestas versan en el ideal de un gobierno responsable, eficiente, estable y maduro. “La estabilidad es una dimensión fundamental en el análisis de cualquier sistema político. Se pueden crear sistemas democráticos o no democráticos, pero pueden durar o no. (…) La estabilidad de un sistema difiere de la naturaleza de dicho sistema”10. Toda esta combinación de propuestas se ejercerá hasta que se logre el efecto a largo plazo de la democracia política: “ampliar y profundizar la libertad individual”, porque “la libertad es la virtud peculiar de la democracia”11.

Mientras las democracias no sean institucionalizadas ni maduras no serán liberales. Todo debe partir de un profundo compromiso del gobernante de encauzar su país al desarrollo y de la confianza de sus gobernados hacia su persona. Algunos de los primeros pasos no serán liberales, pero sí responsables. Entonces será respetada la libertad de los hombres, porque tampoco habrá motivos para faltarla.

Vanessa Quinde Montero

Bibliografía:

  1. La campaña electoral chilena acusa la falta de entusiasmo entre los votantes. (2009). Consultado el 12 de setiembre de 2009, Diario El País, Sección Internacional:http://www.elpais.com/articulo/internacional/campana/electoral/chilena/acusa/falta/entusiasmo/votantes/elpepuint/20090912elpepuint_1/Tes.
  2. Latinoamérica: un año de maratón electoral. (2009). Consultado el 17 de setiembre de 2009, Infolatam, página web de EL INFORME:http://www.infolatam.com/entrada/latinoamerica_un_ano_de_maraton_electora-16002.html.
  3. Zakaria, F. (2003). El futuro de la libertad. Barcelona: Taurus.
  4. Huntington, S. (1994). La tercera ola. Barcelona: Paidós.
  5. Zakaria, F. (2003). El futuro de la libertad. Barcelona: Taurus.
  6. Ibíbem
  7. Huntington, S. (1997). El choque de las civilizaciones. Buenos Aires: Paidós.
  8. Ibídem.
  9. Ibídem.
  10. Huntington, S. (1994). La tercera ola. Barcelona: Paidós.
  11. Ibídem

Vanessa Quinde Montero

La obligación sexual, un tema particular en la película “Nueve Reinas”

Opinión

Santiago, 26 de agosto de 2009

No existe mejor palabra para describir esta situación que la indignación. Por muchos años, las mujeres hemos sufrido la necesidad de suplir faltas económicas (en la mayoría de casos) con la práctica de actos inmorales que rebajan la dignidad femenina y que superan la voluntad.

Se trata de un intercambio encarnizado donde solo interesa el “ambos ganamos”. Uno gana placer. La otra, dinero… ¿Realmente vale la pena perder el respeto por dinero (una pregunta que, según la historia, tiene la antigüedad más grande)?

La película “Nueve Reinas” (2000) evidencia el compromiso de entregarse corporalmente por interés. Marcos le pide a su propia hermana Valeria entregarse a un hombre por dinero… porque esta oportunidad es “una en un millón”. ¿Qué hace Valeria? Contra su voluntad de hacer algo que no quiere, acepta… a cambio de que se realice una confesión, a cambio de que se diga una verdad (que Marcos confiese a su hermano menor que hizo fraude con la herencia de los tres para él quedarse con todo).

La moralidad por el respeto del cuerpo, con el paso del tiempo, la evolución de las sociedades y el cambio de pensamiento, se ha desnivelado a un extremo muy bajo en un momento en el que la libertad se excedió, y lo que hace cincuenta años parecía un tabú hoy es permitido y aceptado como normal. Lamentablemente, esta realidad existe y ha existido desde siempre. El problema es evidenciar cuán preocupante y peligroso es para las personas  que protagonizan esta realidad.

Se ha dicho que el cine enseña, entretiene, refleja. El cine es la imitación de lo futuramente posible… y de lo presentemente sucedido. Como imitación de lo presentemente sucedido, esta realidad se ejemplifica en la inclusión de Valeria en el paquete de las nueve reinas para que se realice el negocio.

Desde la proposición indecorosa del empresario español Vial Gandolfo, se siente como un grave abuso a la moral y una fuerte decisión por conseguir intereses monetarios. Luego, entonces, se ve la solicitud de Marcos. La aceptación de participar en el paquete. La larga espera durante toda la noche de un abuso a medias permitido. Hasta que aparece ella, con el maquillaje suavizado y un poco despeinada… y con el maletín entre sus manos, el motivo de interés.

El tema de la obligación sexual no es base en la película ni cuestión repitente. Es simplemente una situación que surge en el largo experimento de los estafadores Juan y Marcos por conseguir 450 mil dólares. Sin embargo, sometiéndonos a la verosimilitud de la realidad fílmica, cabe preguntarse la sensación de Valeria por participar de la jugada que haría muy rico a su hermano. Y se me amarga la saliva, porque entonces el film logró lo quería: reflejar y hacer sentir el compromiso. Y uno no se queda allí. Las proyecciones van hacia la verdad de la realidad natural y notamos que existe, y que muchas mujeres pasan por esta situación, o por alguna parecidamente peor -sobre todo cuando el mismo director Fabián Bielinsky ha reconocido que fue objetivo al realizar la película, por lo que se “determinaba necesariamente una neutralidad en el tono, procurando no hacerlo en ningún momento desde los ojos de alguno de los personajes, ya que de lo contrario se hubiera desarmado la propia lógica de la película”.[]

“Nueve reinas” ha sido descrita por el crítico cinematográfico Roger Ebert como “una elegante y astuta comedia inexpresiva” y la BBC calificó el film con cuatro estrellas. Ha sido ganadora de trece premios de cine en países de Latinoamérica y Europa.

Vanessa Quinde Montero

Just a paper…

Reflexión:

Santiago, 12 de agosto de 2009

Me gustan las personas conscientes. Según lo que he abstraído de todo lo que haya podido leer sobre el fracaso latinoamericano, la conciencia es para mí un factor muy importante.

Conciencia y la racionalidad van de la mano. Me gustan las personas conscientes porque son una afirmación más del dominio y la diplomacia “real”. Cuando no se es consciente se yerra, se actúa mal, sin el “plus” de la evolución intelectual.

Y, sin embargo, no se trata de elitismo. Cada uno puede decidir si quiere ser consciente o no sin mayor educación –claro, tomando en cuenta la vocecita en nuestra cabeza que nos “sopla” qué es malo o bueno, qué afecta más y qué no-.

A mi juicio, la consciencia debería estar reforzada en mandatarios, porque la responsabilidad de ellos incluye grandes grupos de personas (¡países enteros!). Pero lamentablemente no ha sucedido así… y he aquí mi sentimiento de impotencia. Pensar que a personas como Chávez o Castro les sopla (o soplaba) esta vocecita sin haberla escuchado me amarga la saliva. Su actitud errante los ha convertido en el descaro personificado que, aunque digan que hacen bien, las realidades los desmienten.

Y esta situación no es secreto para nadie, ni siquiera para quienes viven en esos países. ¿A quién le va a parecer bueno estar estancado en la pobreza?, ¿no encontrar trabajo después de cinco años de carrera?, ¿estar en la incertidumbre de si mañana podremos comer, o dormir tranquilos, o si podremos seguir vivos por manifestarnos con libertad?

Pero hay quienes aún siguen defendiendo a sus gobiernos. Hace unos días mi papá me contó una situación que me dejó perpleja. Después del terremoto en Pisco (Perú) en 2007 (mi papá es gerente de una empresa pesquera), no tenían personal para cortar pescado. Se les intentó llamar a trabajar, a lo que las personas contestaron: “¿para qué?, si el estado ahora nos mantiene”.

De modo que hay error de pensamiento y actuación en los dos componentes que organizan el país: la cabeza y el cuerpo; el gobierno y los gobernados. Sin embargo, sé que para que el cuerpo funcione y esté bien, primero debería estarlo la cabeza, el mando. Pero si no está bien la cabeza, no hay modo en que pueda estarlo el cuerpo.

Si fuese candidata a la presidencia de mi país y, siendo consciente de la necesidad de un cambio urgente, estructural, ideológico, (además de sentir menos impotencia), creo que me daría miedo usar esa palabra. “Cambio” fue lo que prometió García y Fujimori, y en naciones vecinas Chávez, Castro, Allende, y otros.

Pero entonces, ¿qué queda para expresar intenciones de renovación en mi país (y en otros, porque esto viene con el ser humano)? Nada expresable con palabras, sino la confianza en que quien hará el cambio ama a su país y obrará a favor de éste y no de sus propios intereses.

Y para confiar hay que intuir, y para intuir hay que saber, y para saber hay que estudiar. La solución más básica de un país (en materia social) está en la educación, en ese reforzamiento de la consciencia que todos tenemos ya primitivamente. Luego de haber sido educados podremos elegir con mesura e inteligencia, desechar los extremos, equivocarnos con seguridad porque, a fin de cuentas, somos seres humanos.

Los mandatarios que se equivocan son inteligentes. Los analistas que intuyen son inteligentes. Pero, creo yo, que hay algo que diferencia estas inteligencias aunque se apliquen en diferentes situaciones: la filantropía. El amor por la humanidad es el verdadero amor, bajo mis ideas metafísicas. Quien actúa por amor se desliga del egoísmo, de la idea de beneficio propio y, por el contrario, quiere el beneficio para el otro. Desligándome del pensamiento realista, creo que sí se puede llegar a la vena política por filantropía. Y creo que necesitamos un gobernador filántropo que actúe con dureza para calmar la irracionalidad. Una vez calmada, se cumpliría realmente la democracia.

Vanessa Quinde Montero

El impacto Humala

Análisis:

Santiago, 28 de mayo de 2009

Amo a mi país. El Perú encierra una tradición cultural incaica que dejó al mundo una historia llena de complejidad y color, y la herencia de legados inteligentes encerrados en enigmas. Amo el pasado profundo que recorre cada rincón del territorio, de norte a sur, de este a oeste.

El imperio exitoso que gobernó en los tiempos del Inca (sin incluir la paradoja de su decadencia: una discusión de poder), convierte al Perú en, tal vez, el mejor ejemplo para justificar la versión indígena de que se “habría vivido en una sociedad basada en la propiedad colectiva, sin dominación, que habría sido destruida con la llegada de los españoles y los portugueses”1. Y sucede que a partir de allí, según Carlos Miró Quezada, “el Perú tiene varios pisos, como un edificio que fue construido por civilizaciones diferentes. De allí ha salido lo que somos, y seguramente lo que seremos”2.

Pero, ¿quiénes están dispuestos a renunciar a lo que somos (ese “somos” incluye la mitad española), para regresar a lo que fuimos?, ¿qué expresa este manifiesto ideológico de volver atrás?

La idea retrógrada se fundamenta en un puñado de afectos retenidos muy nacionalistas “que reivindica la hegemonía de lo “cholo” sobre lo blanco”3. Y así se funda el “etnocacerismo”, un movimiento de tintes izquierdistas que representa al lado marginado peruano de piel cobriza que es mayoría (según su modo de pensar), por lo deetno, y que por cacerismo recuerda al ex presidente Andrés Avelino Cáceres del siglo XIX, quien organizó a los campesinos indígenas para evitar la ocupación chilena luego de la Guerra del Pacífico. Lo de la marginación se convierte en el argumento más fuerte del movimiento. La Comisión de la Verdad, instituida en el 2000 para analizar el caso terrorista de Sendero Luminoso, arrojó que “el Perú arrastra desde hace siglos patrones discriminatorios y racistas y dista mucho de ser un país verdaderamente multicultural, donde el acceso al derecho pero también al poder político, económico y cultural no esté limitado por el color de la piel”4.

Además de aspirar a la unificación del Tahuantinsuyo, agregándose Ecuador y Bolivia; de una postura a favor de la siembra y cultivo de la hoja de la coca; de convertir al quechua en el idioma oficial del país; de su intención de reemplazar al derecho incaico sobre los derechos universales; además de estos deseos secundados por los sectores pobres del país y el campesinado indígena, que aceptan las reformas utópicas de base rara y el ideal de una nación comprometida con su causa, el etnocacerismo propone modificaciones en el sistema económico (aspira a la autarquía económica); promete cerrar las puertas de la importación extranjera y suspender el pago de la deuda externa; la resurrección de la religión ancestral, “o la mezcolanza judeo-cristiana-inca de los israelitas”; la aniquilación de los corruptos y de los homosexuales. En fin, ideas radicales reproducidas de un típico populismo que caracteriza varios actuales gobiernos de países en América Latina.

“La ideología es lo más importante. Una vez que tengas la convicción ideológica, esto de manejar un arma se aprende en unas horas”5. Estas son las palabras pronunciadas por el fundador del movimiento etnocacerista y hoy residente del penal de Piedras Gordas, el mayor en retiro y empresario periodístico Antauro Humala, quien declara, además, respetar a Cox, Morote, Incháustegui, los cabecillas de Sendero Luminoso, “porque mantienen una moral admirable”.

La piel se me puso de gallina cuando leí lo anterior. Las políticas radicalistas de Antauro Humala se han delineado tanto que no es muy difícil predecir el futuro del Perú bajo su ideología. Lamentablemente, esta realidad existe, y existe gracias la influencia paterna humalista, la semilla de su pensamiento: don Isaac Humala, viejo comunista y creador del Centro de estudios Etnogeopolíticos. A varios de sus hijos convenció desde muy niños que serían presidentes.6

“Ollanta, el salvador del Perú”

Con esta frase, Antauro reconoce “dejarle servida la mesa a su hermano” y lo presenta… ¿Quién es Ollanta Humala Tasso?

Ollanta Humala Tasso es el fundador del Partido Nacionalista del Perú. Es hermano mayor del ya mencionado Antauro Humala, e hijo del mismo padre (a pesar de la obviedad, es preciso que el lector infiera, según lo mencionado antes, bajo qué ideología se presentó Ollanta a la candidatura de la presidencia del Perú).

Ex militante (cabe mencionar que en los 50, el peruano Carlos Miró Quezada consideraba al ejército como nacionalista por herencia, vocación y destino: “El ejército en todas partes es la encarnación armada del nacionalismo”7… Don Isaac necesitaba unos hijos militares para que lleguen al poder, con fe en la violencia… movido por el nacionalismo “en versión castrense”), el teniente coronel Ollanta y su hermano, el mayor Antauro, protagonizaron en el 2000 un golpe contra el debilitado gobierno de Alberto Fujimori, mientras proclamaban sus ideas etnocaceristas. Fueron ambos encarcelados y amnistiados durante el gobierno interino de Valentín Paniagua. Antauro volvería a la cárcel tiempo después y Ollanta iniciaría su campaña, que lo colocaría a un centímetro de la presidencia del Perú.

Ollanta Humala es el referencial simbólico del líder que sigue las vías no institucionales, que no respeta al estado de Derecho, que menosprecia la democracia, que reduce todo a la lucha de clases que debe justificar cualquier tipo de acción8.

Este referencial simbólico de líder de Ollanta se parece al de otros “líderes” en América Latina. Carlos Alberto Montaner escribió en el Prólogo del libro de Andrés Benavente y Julio Cirino “La democracia defraudada”, que en América Latina hay tres grandes bloques. El segundo bloque está conformado por tres países: Perú, Bolivia y Ecuador. En ellos se mezclan el populismo, el regionalismo, el indigenismo y los cultivadores de coca. Pero además afirma algo muy cierto: “la fragilidad y el descrédito del estamento político le pueden abrir la puerta a cualquier aventura radical de izquierda, y en donde ni siquiera es imposible descartar intentos serios de secesión…” y vamos a ver porqué.

Cuestión de popularidad

“Está en 34% a nivel nacional y en el sur es imbatible. No sé qué hacer para derrotarlo. El Perú se está partiendo…”9: García a Mario Vargas Llosa a inicios del año pasado, en referencia a la posición del líder nacionalista Ollanta Humala. En 2008 han pasado ya dos años desde la elección presidencial. García no pasa del 34 por ciento en niveles de popularidad y el presidente regional de Puno, el señor Hernán Fuentes, hace poco propuso que el Perú se convierta en un Estado Federal, y desde hace tiempo amenaza con convertir a Puno en un estado independiente, hipnotizado por el problema de secesión en Bolivia.

Realmente, el sentimiento nacionalista hipnotiza. El sentimiento se aviva cuando es el momento de gritar, de salir a las calles y manifestarse en desorden, tomando actitudes irracionales propias de aquellos que no evolucionaron. “El indigenismo ideológico ha acabado por encauzar la legítima frustración de masas que no han sido aún incorporadas a la modernidad hacia un enfrentamiento con los sectores que representan el verdadero progreso”10. En la primera vuelta, en las elecciones de 2006, Ollanta Humala se convirtió en la principal fuerza política con 31 por ciento de votos. Alcanzó una posición dominante en el sur y centro del país y una cuarta parte del electorado de Lima. En la segunda vuelta, Ollanta Humala perdió con el 44.54% de votos y García ganó con 55.45%11. Cifras parecidas en el orden y en distancia.

García continúa manifestando su preocupación a Vargas Llosa: “Nunca hemos estado mejor que ahora en materia económica, no hay violencia social, el futuro nos sonríe. ¿A qué se debe este rechazo social?”. Efectivamente, cabe preguntarse por qué el Perú se sectoriza tanto, y se confunde tanto. Las encuestas afirman hoy que si las elecciones presidenciales fuesen mañana, Keiko Fujimori sería presidente (¿tal vez por el reciente juicio a su padre?). Pero, para prefiguración de aquellos que no dimensionan el peligro de unas próximas elecciones presidenciales ajustadas entre Fujimori y Humala, hace unos días Mario Vargas Llosa los comparó con el sida y el cáncer terminal. O sea, lo peor de lo peor.

Y, para citar nuevamente a este analista peruano político de los 50, Carlos Miró Quezada tal vez tenga la respuesta a este destino, aunque sus ideas son de esos años: “En el Perú es fácil caer en confusión y precipitarse en el error. Varias veces se ha equivocado el Perú en el transcurso de los últimos años. Las consecuencias de los errores colectivos los estamos palpando todos los días, en este caminar desfalleciente de un país de destino trunco, siempre sujeto al azar, donde nada es duradero ni estable, y donde la improvisación y la maña han tomado indeseable carta de ciudadanía”.12

Los campesinos eligen a Ollanta no por ignorancia política. Tienen razones que se fundan en ese deseo de convertir nuevamente al Perú en lo que un día fue, pero con básicas diferencias. Aspiraciones de retroceder en una época en la que el despegue de la tecnología hará imposible esta pretensión, porque quieran o no, la tecnología ya abrió las puertas hacia el mundo, hacia la deliberación, y convergencia, y las dictaduras radicales ya no van.

Y como bien dijo Juan Carlos Tafur, estas razones, fundadas en una memoria diferente y en una esperanza lejana, no representa García. Si no enmienda esto, las puertas del Palacio de Gobierno se le abrirían a Humala, quien será, sin duda, “el Atila de la incipiente modernidad que hemos conquistado estos años”13.

Analizando todo ello, y parafraseando al psicoanalista Moisés Lemlij, la conclusión es que lo peor de Alan García es mejor que lo mejor de los Humala, y que, a pesar de todo, el APRA y sus acompañantes ofrecen menos angustias que los nacionalistas y sus adjuntos.

Amo a mi país, sí, tanto como lo aman todos estos señores mencionados en este artículo (García, Fujimori, los Humala, los autores peruanos de los libros citados). Pero no por amarlo condeno al etnocacerismo exacerbado de Ollanta Humala, sino porque creo que el principal problema de su postura, por más mesiánica que sea y aún tenga las mejores intenciones (aunque quiera actuar idiotamente), es la radicalización. Ningún extremo es positivo, y la política es el arte de la negociación. Negándose a ella hará de todo, menos política.

1. Rocha, V. (2008). La fascinación del populismo. Río de Janeiro: Topbooks Editora. p 33.

2. Miró Quezada, C. (1959). Radiografía de la Política Peruana. Lima: Ediciones Páginas Peruanas. En Prólogo.

3. Benavente Urbina, A., Alberto Cirino, J. (2005). La democracia defraudada. Buenos Aires: Grito Sagrado Editorial. p 249.

4. Willer, H. (2003). ¿Indigenismo o fascismo andino? Buscando un Humala. Visitado el 21 de mayo de 2009, de http://www.idl.org.pe/idlrev/revistas/158/158humala.pdf

5. Willer, H. (2006). Etnocaceristas entre Ollanta y Antauro. Visitado el 21 de mayo de 2009, de http://www.idl.org.pe/idlrev/revistas/177/18-21.pdf

6. Vargas Llosa, A., Apuleyo Mendoza, P., Alberto Montaner, C. (2007). El regreso del idiota. Buenos Aires: Verlap S.A. p 191.

7. Miró Quezada, C. (1959). Radiografía de la Política Peruana. Lima: Ediciones Páginas Peruanas. p 122.

8. Rocha, V. (2008). La fascinación del populismo. Río de Janeiro: Topbooks Editora. p 33.

9. Tafur, J.C. (2008). ¿Primero Fujimori y ahora Humana? Visitado el 21 de mayo de 2009, dehttp://www.idl.org.pe/idlrev/revistas/185/revista185%20pdf/politica%2015-16.pdf

10. Vargas Llosa, A., Apuleyo Mendoza, P., Alberto Montaner, C. (2007). El regreso del idiota. Buenos Aires: Verlap S.A. p 194.

11. Revista El Economista. Visitado el 21 de mayo de 2009, de http://www.elcato.org/pdf_files/ivasquez-eleconomista.pdf

12. Miró Quezada, C. (1959). Radiografía de la Política Peruana. Lima: Ediciones Páginas Peruanas. en prólogo.

13. Tafur, J.C. (2008). ¿Primero Fujimori y ahora Humana? Visitado el 21 de mayo de 2009, de http://www.idl.org.pe/idlrev/revistas/185/revista185%20pdf/politica%2015-16.pdf

Vanessa Quinde Montero